Bienvenido a mi blog Un Mensaje para Reflexionar

Los pensamientos con un poco de optimismo nos pueden ayudar a seguir adelante, cuando no estamos motivados por nuestros propios pensamientos a realizar una tarea para mejorar nuestro presente y futuro, entonces, necesitamos escuchar a alguien o leer un texto que esté lleno de motivación, que sus pensamientos no contengan pesimismo, solamente optimismo,entusiasmo o una palabra de aliento.

Alimentemos nuestra mente, espíritu y alma con pensamientos llenos de entusiasmo y optimismo y en este blog encontrarás pensamientos positivos; reflexiones que nos ayudan a pensar mejor; valores positivos que necesitamos para mejorar nuestras relaciones interpersonales y afectivas; mensajes de superación personal y espiritual, mensajes que nos ayudan a conquistar la felicidad; afirmaciones; mensajes que nos aumente la autoestima; mensajes que nos orientan a comprender lo valioso que es la vida, la familia y la amistad; mensajes para la familia, un amigo o amiga; mensajes de motivación, espirituales, de amor, de autoayuda, de prosperidad, de felicidad, etc.

Estos mensajes y pensamientos son de motivación y de autoayuda, quien mejor que tú que puedes motivarte con el solo hecho de valorar lo que tienes, ya sea poco o mucho, pero lo que sea es tu motivación para sentir alegria por tener algo que es apreciado por ti.

Recuerda: Tienes todo lo que quieres y quieres todo lo que tienes...

viernes, 14 de mayo de 2010

Los Celos... ¿Matan o Alimentan?

Dolor autoinfringido, provocado por un sentimiento penoso de inseguridad y de inferioridad, de soledad y de traición y que puede convertirse en una emoción de rabia muy intensa, tanto es así que puede provocar actuaciones en las cuales las habilidades sociales pueden entorpecerse al máximo incluso pueden llegar a ser violentas. Es un sentimiento de minusvaloración personal, desprecio de la esencia de uno mismo proyectado en el desprecio de otra persona con respecto a uno mismo.

Tiene que ver con la defensa del territorio y al ser éste un instinto primario, animal, esencialmente visceral y que se produce en todos los animales, la salida puede ser asimismo puramente instintiva, si no se resuelve de una manera racional y a través del diálogo. Cuando hablamos de territorialidad no solo hablamos de territorialidad física sino afectiva, y en los humanos ésta puede ser más descompensatoria que la pérdida de territorio físico incluso.

Los celos puede ser no solo ser celos pasionales de amor, sino también de atención, también de territorio físico cuando le quitan algo a alguien para darselo a otro, despacho por ejemplo), pero los más característicos y los que ocupan el tema de hoy son los sentimentales.

A todos los humanos nos pueden atacar sentimientos de celos, la salida siempre es el diálogo, es decir comunicar estos sentimientos, de esta manera se produce una cataris, es decir, un alivio inmediato de los síntomas que siempre será una salida más satisfactoria que cualquier otra.

El eterno humano chapotea entre fantasía y razón en las turbulentas aguas de las pasiones, allí donde la seguridad en el otro es el mejor blindaje frente a los celos. El problema comienza cuando un excesivo sentido de la seguridad le incita a la posesión del otro. Es el comienzo del fin.

Toda relación hunde sus raíces en el tumultuoso mundo de las pasiones y nos lanza a una aventura emocional de cuyo desarrollo no siempre somos dueños. Los celos serían uno de esos mil rostros que adopta el amor sin nuestro consentimiento. Cupido agudiza el sentido de la posesión y nos dejamos invadir por un sentimiento de codicia hacia el ser querido en la creencia de que nos pertenece en cuerpo y alma. En las empresas del corazón no queremos a nadie por socio, y gozar del otro en régimen de exclusividad se convierte en el privilegio pactado de un egoísmo consentido.

Frente a los caprichos de la Fortuna, el miedo a perder al amado en brazos de un tercero se cuela por las fisuras de nuestra autoestima y se proyecta sobre el pasado, el presente y el futuro. Alimentar este temor lleva a contemplar al resto de los mortales como posibles rivales y a entrar en una espiral de competencia. Al calor de lo que se vive como una traición u ofensa larvada acuden en cortejo la inquietud, la sospecha y la desconfianza.

Dentro de un orden, los celos forman parte de un juego de halagos mutuos; nos enorgullece despertar ese sentimiento en el ser querido, a quien devolvemos el cumplido con las mismas; pero resulta peligroso emplearlos como estrategia para estimular el interés del otro. Con eso de que la confianza mitiga el deseo y el temor aviva sus llamas, en ocasiones exploramos nuestra capacidad de conquista para que la alarma se dispare. ¡Ojo, esta táctica puede volverse en contra y desencadenar consecuencias no deseadas!.

Los celos fundados o infundados acechan a cualquiera, pero no todo el mundo sabe dosificar su efervescencia. Un temperamento apasionado no concibe el amor sin ellos y sucumbe a su embrujo de una forma visceral, mientras que los de talante frío invocan a la razón para no caer en lo que consideran una bajeza. La seguridad que nos inspira la relación que tenemos entre manos también influye a la hora de alentarlos o desecharlos.

Como pájaro de mal agüero, la suspicacia anida en el corazón celoso; con sus radares siempre alerta capta el mínimo detalle y su mente calenturienta pone el resto. En su afán por dar crédito a todo lo peor, adopta el papel de policía y mantiene a su pareja bajo sospecha permanente. La vehemencia de esta pasión conduce a los celos patológicos, una enfermedad obsesiva que destruye todo entendimiento amoroso. Recuerde que aunque en pequeñas dosis pueden ser afrodisíacos, abusar de ellos resulta letal para el amor.



Por Isabel Salama

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