En algún momento de la vida, a muchas personas se les plantea la posibilidad (o sienten el deseo) de ser infieles. A veces pienso por qué razón una persona da ese paso tan grande, tan doloroso para su compañero (o compañera), y qué se puede hacer para prevenir que esto suceda.
Hay gente que cree que si su pareja siente amor o está contenida sexual o emocionalmente, no las engañarán, pero esto no siempre es así. Para ciertas personas, el amor no es necesariamente sinónimo de fidelidad. Hay hombres que, por ejemplo, separan el amor del sexo, y tienen a su mujer en la casa, madre de sus hijos, mientras intentan cumplir con sus fantasías sexuales fuera del hogar. Otros hombres (y en ciertos casos, mujeres) aman pero son naturalmente inconstantes o inseguros, y necesitan la adrenalina que les produce una nueva conquista y la aventura. Están quienes dejan de ocuparse de su pareja, no la tienen en cuenta o no le brindan atención; también quienes se desatienden en lo personal: ambas cosas funcionan como un caldo de cultivo para que otra persona ocupe el lugar vacío que están dejando.
La fidelidad es un compromiso de lealtad sentimental y sexual que la pareja ha contraído. Creo que es de vital importancia pensar en cuál es la razón verdadera que nos está haciendo considerar la posibilidad de tener un amorío con otra persona, antes de dar un paso tan trascendental del que no hay vuelta atrás. Las mujeres solemos involucrarnos emocionalmente mucho más que los hombres, ponemos cuerpo y alma en nuestras relaciones.
La infidelidad acaba con el sentimiento de confianza y de seguridad en una pareja, y suele ser la causante de divorcios, de separaciones y de rupturas, tanto momentáneas como permanentes. Mejorar la comunicación y volver a intentar recrear la magia que hubo bien valen la pena para fortalecer el vínculo y alejar el fantasma de la infidelidad.
Hay gente que cree que si su pareja siente amor o está contenida sexual o emocionalmente, no las engañarán, pero esto no siempre es así. Para ciertas personas, el amor no es necesariamente sinónimo de fidelidad. Hay hombres que, por ejemplo, separan el amor del sexo, y tienen a su mujer en la casa, madre de sus hijos, mientras intentan cumplir con sus fantasías sexuales fuera del hogar. Otros hombres (y en ciertos casos, mujeres) aman pero son naturalmente inconstantes o inseguros, y necesitan la adrenalina que les produce una nueva conquista y la aventura. Están quienes dejan de ocuparse de su pareja, no la tienen en cuenta o no le brindan atención; también quienes se desatienden en lo personal: ambas cosas funcionan como un caldo de cultivo para que otra persona ocupe el lugar vacío que están dejando.
La fidelidad es un compromiso de lealtad sentimental y sexual que la pareja ha contraído. Creo que es de vital importancia pensar en cuál es la razón verdadera que nos está haciendo considerar la posibilidad de tener un amorío con otra persona, antes de dar un paso tan trascendental del que no hay vuelta atrás. Las mujeres solemos involucrarnos emocionalmente mucho más que los hombres, ponemos cuerpo y alma en nuestras relaciones.
La infidelidad acaba con el sentimiento de confianza y de seguridad en una pareja, y suele ser la causante de divorcios, de separaciones y de rupturas, tanto momentáneas como permanentes. Mejorar la comunicación y volver a intentar recrear la magia que hubo bien valen la pena para fortalecer el vínculo y alejar el fantasma de la infidelidad.
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